Editorial Nº67 - 17 de octubre del 2025

OXÍGENO PERMANENTE PARA UN GOBIERNO HUNDIDO
El gobierno de Milei ya está derrotado y su supervivencia está sujeta a los salvataje del gobierno capitalista de Trump, ahora con la intervención del Tesoro de EEUU, comprando pesos y prometiendo hasta 40 mil millones de dólares de "ayuda" ya hubiera literalmente caído. Rescate, por otro lado, que se irá como los anteriores, en la timba financiera, el carry trade, la especulación de los bonistas, la fuga de capitales y el pago de intereses de la deuda.
Pero el desplome de Milei no puede ser visto sólo como una catástrofe política particular del capitalismo en Argentina. Un reciente informe del FMI prevé un crecimiento de la economía mundial para el año en curso del 3,2% y para el año 2026 del 3,1%. El Banco Mundial es aún más escéptico: pronostica para el año 2025 apenas un 2,3%. Teniendo en cuenta el crecimiento poblacional, son números que indican un estancamiento de la economía capitalista mundial, agravada por la subsistencia de la inflación y de una cada vez más desigual distribución de la riqueza.
Para Argentina, el pronóstico es de un crecimiento del 4,5% para este año y del 4% para el 2026.

Sin embargo, en el caso de nuestro país, son números que subestiman la profundidad de la debacle. No pasa un día sin que tengamos noticia de fábricas o empresas que despiden o suspenden trabajadores, en algunos casos directamente cierran. Por ejemplo, estos días se anunció el cierre de cuatro sucursales de los supermercados Vea: una en Catamarca, otra en San Juan, dos en Buenos Aires. El Banco Santander cerró sucursales en Santa Fe y Chubut. Como esos, decenas de casos más. Cada cierre parcial o total son familias que caen en el abismo de la desocupación y de la angustia para sobrevivir.
"De acuerdo con datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), en el primer semestre de 2025 cerraron 3.647 empresas con al menos un trabajador registrado, lo que representa una caída del 0,7% respecto de diciembre de 2024." (Infobae, 10/ 10/ 25).
En ese marco, la amenaza de Milei y Caputo, quien ahora toma un rol protagónico de intermediario y negociador entre los gobiernos capitalistas de Milei y Trump, pos elecciones intentarán impulsar las reformas fallidas de reforma laboral, previsional y tributaria, que los trabajadores y el pueblo lo impidieron en un estallido social, y llevaron a la caída del gobierno capitalista de Macri, con el objetivo que vuelvan las inversiones, además de una utopía, dado que es un gobierno en terapia intensiva, diciendo que va a correr una maratón, los llevaría a un nuevo fracaso en manos del pueblo. Repetimos, a nivel mundial, la economía capitalista se encuentra en un colapso y crisis, sin salida a la vista.

El capitalismo no tiene un plan alternativo
Este panorama de la Argentina capitalista es una postal de lo que pasa en todo el mundo, con sus lógicas desigualdades pero con este marco común de una economía capitalista en crisis cuya única receta para superarla, por parte de la burguesía, es el ajuste permanente sobre los gastos en salud, educación y seguridad social, e intentos por lograr una mayor productividad del trabajo. Sin embargo, se encuentran con un problema: las grandes luchas de los pueblos y los trabajadores por no dejarse arrebatar las viejas conquistas y luchar por un futuro distinto. Por eso la crisis en Francia, Italia, EEUU, Nepal, Indonesia, Ecuador, Perú, Estamos ante una oleada de revoluciones que provocan el surgimiento de nuevos activistas (las primeras líneas, la generación Z, los partisanos de Ucrania, los miles de milicianos palestinos, etc) Esta oleada revolucionaria provoca la crisis de las viejas direcciones burguesas, patronales, reformistas, guerrilleras y estalinistas, que ya no pueden dominar la conciencia de las masas como antes. Es lo que llamamos una revolución política en la conciencia de las masas trabajadoras, a cuya vanguardia se encuentra la juventud obrera, de la ciudad y del campo, precarizada y oprimida. Lo vimos hace unos días en Ecuador: la vieja dirección de los movimientos indígenas, entregados al gobierno del Noboa, un agente directo de EEUU como Milei, pactó con el gobierno levantar el paro. Esto fue rechazado por las bases, por lo cual continúan en lucha. Literalmente, sacaron a los traidores del medio a patadas, amenazando con aplicarles la justicia indígena.

Basta de peronismo. La izquierda reformista tampoco es una salida. No vayamos a votar.
Los trabajadores y el pueblo, rechazan a todos los partidos patronales y sus instituciones sostenedores de esta democracia burguesa que beneficia al 1% soporte del sistema capitalista, desde Milei al Peronismo K,, pasando por toda la orda de coaliciones políticas, en una verdadera revolución política.
El Kirchnerismo Peronista en una crisis profunda ha perdido la dirección de la clase obrera. Esto no es poca cosa.
El peronismo nació como una corriente patronal adecuada a la nueva situación que siguió a la Segunda Guerra Mundial por un lado; y a la necesidad de contener el movimiento revolucionario que amenazaba con expropiar al capital, por el otro. Eso explica una relativa independencia del nuevo centro de poder que era Estados Unidos y una política de reformas que mejoró la situación de la clase trabajadora. Pero ya en los años 70 del siglo pasado, este movimiento nacionalista mostró su descarnado rol opresor y explotador, organizando la Tripe A para liquidar la vanguardia sindical y política que surgía en las grandes fábricas y empresas. Salvado episódicamente por la dictadura militar, volvió renovado con el menemismo y su proyecto liberal, que hizo retroceder como nunca antes las conquistas obreras y la independencia nacional.
Luego el kirchnerismo mantuvo las reformas estructurales del menemismo aunque pudo maquillar un poco la situación a caballo de los grandes ingresos provenientes de los altos volúmenes de exportaciones y el precio de los "commodities".Desatada la crisis mundial de la economía capitalista a partir de la segunda década de este siglo, el Peronismo kirchnerismo entró en una irreversible decadencia que no tiene vuelta atrás.
El capítulo más atroz de esta decadencia se dio con el gobierno de Alberto, Cristina y Massa, más reciente y conocido. A ese partido de corruptos y explotadores, que pretende sostener a Kicillof como algo nuevo, cuando hace años que es parte de esta estructura, hay que terminar de enterrar, apostando por una nueva dirección política y sindical surgida del seno de la clase obrera y que se prepare para gobernar el país.
El llamado que hacemos a la abstención o a anular el voto, o votar en blanco, es una apuesta a seguir profundizando la independencia política de la clase obrera: basta de tutelaje patronal, basta de engañarnos con la farsa electoral y las instituciones patronales como el Congreso. Mediante la abstención el pueblo dejó sin base de apoyo al peronismo, y el 7 de septiembre, en provincia de Buenos Aires, también derrotó a Milei.
La izquierda del FTU (PTS, IS, PO, MST) también perdió 200.000 votos con la abstención, ya que ellos siguen como una sombra al cuerpo la crisis del peronismo, retrocediendo en forma sistemática, dado que a los ojos de las grandes masas aparecen iguales (van a los mismos actos, votan las mismas leyes, pactan ir juntos en bloques parlamentarios contra "la derecha", tienen discursos parecidos en torno al narco, la delincuencia y la trata de mujeres, y se palmotean mutuamente las espaldas hablando de patria sí, colonia no, etc).
Todo un discurso conciliador, disimulado en los días previos a las elecciones elevando la crítica al peronismo en general, pero no a La Cámpora ni a Cristina, con quienes son chanchos amigos.

Hay que ir preparando un nuevo Argentinazo
La crisis no solo seguirá sino que se profundizará después de las elecciones. Cualquiera sea el pacto de gobernabilidad que intenten, la situación de las masas trabajadores seguirá empeorando, debido a la recesión y a la política de avanzar sobre nuestras conquistas y derechos.
Hay que unir las luchas que existan y las nuevas que vendrán, impulsando las auto convocatorias, y todo tipo de organización independiente de los "jefes", burócratas y corruptos, desconociendo a la traidora burocracia sindical en todas sus alas que hacen lo imposible para sostener al régimen capitalista argentino.
Ello implica también prepararnos para la lucha por el poder, levantando un programa mínimo de emergencia para reactivar la economía en beneficio de las grandes masas trabajadoras:
- Centralización de la banca, abajo el secreto comercial, impuesto a las grandes fortunas!
- Planificación de importaciones y exportaciones, por una única empresa estatal, fuera los monopolios exportadores!
- Expropiación de las grandes alimenticias, los grandes laboratorios y las grandes clínicas privadas de los mercaderes de la salud, para garantizar comida y remedios para toda la población!
- Por un Argentinazo para que se vayan todos!
- Por un gobierno obrero y popular!
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